miércoles, octubre 10, 2007

ARTÍCULO DE OPINIÓN: PÄNICO

Mi amigo Fernando Megía, aunque está pasando unos días "fastidiados", debido a una intervención quirúrgica de una de sus hijas, aunque gracias a Dios, todo ha salido bien, ha tenido algún tiempo para meditar y analizar la situación que se da en Gandia, políticamente escribiendo, claro,léase con interés.
PÁNICO

Sin asombro, compruebo que lo que desde el principio se intuía iba a ser el lamento de quién tiró, y sus corresponsables, para su partido las pasadas elecciones, se confirma con mayor rotundidad: la culpa de todo la tenemos la gente de Plataforma de Gandia.
Somos responsables, dicen, de haber causado la debacle electoral del Partido Popular al impedir que el designado por la Autoridad deviniese en lo que Gandia no quería. Con un descaro cercano a la desvergüenza nos tildan, a los tres mil quinientos votantes, de poco menos que idiotas por habernos dejado engañar como si fuésemos chinos (con lo imposible que parece esto, ahora que los vamos conociendo).
Y ahora su discurso esta acentuado, además de por lo del engaño, por la supuesta traición que los electos de Plataforma están haciendo a sus votantes.
Lo primero es incierto y comporta un argumento egoísta y absoluto contrapuesto al hecho democrático, en el cual los electores votan a quien quieren y los elegibles deben admitir que siempre, absolutamente siempre, en democracia el elector es quien tiene razón. A partir de ahí sólo el fracaso del elegible explica la derrota electoral.
Lo segundo, una falsedad que se explica por la realidad del fracaso y el hecho de no querer reconocer que, por primera vez en más de veinte años, la moderación y el respeto a toda la ciudadanía gandiense y sus intereses individuales y colectivos, está presente en la política de la ciudad. El alejamiento de la realidad impide siempre conocer esta; no están en ella si no escuchan a la calle y sienten como la agresividad y la tensión que existía en otros años ha desaparecido, y solo quedan como único argumento de los fracasados. Deben oír como quienes se acercan al Ayuntamiento explican la accesibilidad del trato, la agilidad en la solución a problemas en menos de cien días, de licencias, zonas saturadas o modificación de la ordenanza hotelera, que parecían inacabables. Una inmensidad de gandienses está encantada con lo que ha sucedido, con la composición del gobierno, y con que quienes antes definían políticas e imponían modos, no tengan esa capacidad o hayan vuelto a sus quehaceres a aprender ciudadanía.
No ha habido traición en lo que ha sido cumplir uno de los objetivos del programa electoral, gobernando (¿acaso Plataforma no gobierna?) la ciudad con quien por la voluntad popular (ojo del pueblo, no del partido) tiene derecho a ello. Como ha sucedido tantas veces y volverá suceder. Nadie de los que votamos a Plataforma o formamos parte de ella se ha sentido traicionado; no conozco a nadie que no esté de acuerdo con lo sucedido, que fue voluntad de los que, tras las elecciones y en amplísima reunión de las bases, decidimos autorizar a nuestros electos a dar ese paso y a no entrar en la aventura rastrera que se nos proponía, aunque fuese a costa de perder la Alcaldía. Déjense todos de hablar de la traición y mírense ellos para entender la realidad: Que el fracaso de unos es el precio de la traición a las bases y el de los otros el de la soberbia tiránica que desprecia a la mayoría.
Casi no ha pasado el período de gracia (100 días que acaban de cumplirse) y los ataques a la coalición de gobierno son incesantes. Vale todo y, como los extremos se tocan, unos y otros, fracasados unos y perplejos por el fracaso otros, tras el choque inicial vuelven a la pinza intentada (todo les valía entonces y todo les vale ahora) para desalojar a Plataforma de la vida publica.
Unos, confundidos, creen que los tres mil quinientos volverán allí. Los otros quieren, haciéndonos desaparecer, volver a ser lo que fueron y a abusar de una mínima representación obteniendo una cuota de poder inmoral.
Pero no sucederá tal, que ello pasa por la desaparición del movimiento ciudadano que somos y eso, con el vigor que da el ver satisfecho el fin propuesto al inicio del camino, trabajar por Gandia, es impensable. Si con tres meses nacimos con una pujanza arrolladora, pensar en lo que puede ser el fruto de trabajo bien hecho en cuatro años, nos señala el infinito. Y a unos y a otros, el pánico.

Fernando Megía Carmona, Plataforma de Gandia

La Plataforma de Gandia celebró el 9 d'Ocubre


Después del Acto Institucional,y del almuerzo en la Plaza del antiguo Matadero la Plataforma de Gandia reunió a su gente, y todos junto celebramos el día de todos los valencianos. Alrededor de 200 personas compartieron con nosotros el homenaje a la Senyera, la lectura del manifiesto ( me tocó a mi leerlo) y la ofrenda floral, para acabar cantando el Himno Regional del maestro Serrano, interpretado por Francisco acompañado por la Banda municipal de Valencia. Este es le manifiesto que escribió Vicente Palmer y yo leí, con orgullo:
En lo any de nostre Senyor 1.238, nou dies de Octubre pres lo Senyor en Iaume, per la gracia de Deu Rey Darago, la ciutat de Valencia. “

Així s'escomencen Els Furs, l'obra capital amb què el Rei En Jaume dota d'un cos legal al recentment conquistat Regne de València. Perquè eixe dia, Nou d'octubre de l'any 1238, enarborant el Penó de la Reconquesta i rodejat del seu sequit, va entrar oficialment en la ciutat de València, el document de rendició que s'havia firmat en Russafa onze dies abans, la vespra de l'Arcàngel Sant Miquel, després de set anys de guerra. Arribava així a les costes del mediterrani, després de sotmetre a Morella, Burriana, Peñíscola i els alts del Puig, aquella reconquesta que, amb altres itineraris, començara El senyor Pelai en els grutes de Covadonga, i que havia de ser l'únic cas de la Història en què els cristians recuperaren un país conquistat pels musulmans.

Però amb independència de la gesta militar, l'entrada en el “Cap i Casal” el dia de Sant Dionís, del senyor Jaume I, ReI d'Aragó, Mallorca i València i Comte de Barcelona, constituïx un símbol al que dendim homenatge els valencians, perquè és el naixement d’un gran poble.

Vindran després himnes, banderes i estatuts. Vindran també amb el temps, distintes divisions territorials, revoltes socials i lluites entre “maulets” i “botiflers, i inclús veurem, conseqüència d'una invasió, a un mariscal francés atorgant-se el títol de Comte de l'Albufera. Però en aquell llunyà Nou d'Octubre, el Rei En Jaume I, hissant en la torre mes alta la Senyera, hissava també el naixement de la nostra pàtria valenciana.

¡!! Vixca Valencia!!!